30/5/09

Decadencia




Anoche dormí poco y hoy estoy cansado; me sorprendo a mí mismo viendo como entrar en mi casa puede cambiar radicalmente la atmósfera que me rodea; y no por la situación familiar ni porque me sienta incómodo sinó por la cantidad de obligaciones que se me echan encima en un instante ¿Habré puesto el lavavajillas antes de salir?, ¿Que habrá para cenar?, ¿Que se habrá cargado el gato en una de sus trepidantes aventurar destrozando todo cuanto está a su alcance?, ¿Me da tiempo a ducharme antes de llamar a Esty? y así un largo etcétera de simplezas del día a día de toda persona que, no entiendo por qué, pero a mi me hunden las ganas de salir de casa solo por el hecho de que, al volver, me llevaré una amargura tremenda.
Mañana, por capricho de mis adorables progenitores, no puedo quedarme a dormir en casa de mi novia y pasar la noche en la feria ¿Por qué? Porque este año repito curso. Felicidades. El que se ocupó de dar nombre a las falacias se quedaría pálido al ver la frecuencia con la que mis padres las usan para justificar actos de puro capricho. ¿Tan malo es decir que no les gusta tenerme fuera del abasto de su control? ¿Tan mala es la sinceridad padre-hijo? Nunca entenderé aquellas personas que intentan mostrarse fuertes ante un hijo adolescente que sabe perfectamente que no lo son. Os he visto llorar. Os he visto llegar a casa sin fuerzas ni para comer. Os he visto impotentes de rabia ante actos míos que sé que son correctos. No entiendo porque no me veis vosotros a mí.


Reak.

No hay comentarios:

Publicar un comentario