15/7/09

La Haine



Adoro este mundo. Me encanta sentarme a ver una fila de fichas de dominó en su carrera por ser alguien aún a riesgo de caer. Me recuerdan a los peones de ajedrez, subiendo poco a poco y muriendo antes de llegar al final del tablero. Realmente me sorprende la gente humilde, esas torres que pasan inadvertidas sin hacer ruido hasta que tienen un hueco para subir de golpe. Siendo sincero conmigo mismo, me encanta escribir, y me encanta sentirme superior a aquellos que se matan a escribir soplapolleces sin sentido alguno (vamos, como yo) y que encima lo hacen mal. Me gusta tanto ser del montón, de verdad, eres mejor que un gran tanto por ciento sin verte presionado por todos aquellos alfiles que buscan el menor fallo para hacerte caer. Y, aún así, sigo sin ser una persona que sirva mínimamente para algo, cualquiera que se crea alguien me vería como otro deshecho humano (y yo encantado, las opiniones ajenas me resbalan), tal como yo me veo. La autoestima está sobrevalorada. Y ser feliz también: yo prefiero diez minutos de felicidad eufórica que una vida entera de segundos alegres. Prefiero que me odien a ser querido por quien no soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario